Resumen:
Según la OMS, cada año se producen en el mundo cerca de 600.000 defunciones maternas, de las cuales el 90% se encuentra en los países de desarrollo (1). Esta cifra es alarmante, ya que cada muerte materna conlleva una carga social y económica incalculable para las familias, comunidades y países que todavía mantienen la mortalidad materna como uno de sus principales problemas de salud y que afecta de manera negativa en el desarrollo humano sostenible.
La distribución y magnitud de la mortalidad materna, así como otros problemas de salud, constituye una de las expresiones más evidentes de desigualdad que viven algunos países, y en particular Latinoamérica, al afectar a los grupos más vulnerables como son las personas pobres, indígenas y que viven en zonas rurales(2).